El bosque encantado.

“En el desprecio de la ambición se encuentra uno de los principios esenciales de la felicidad sobre la tierra.”. François Marie Arouet más conocido por Voltaire, escritor francés, historiador y filósofo del periodo denominado “ilustración”. Fallecido en 1778.

Nunca tuvo demasiado tiempo, el trabajo y el deber aceleraban esa cuenta atrás que denominamos vida. Siempre tuvo inquietudes, sueños e ilusiones. Pero nunca tuvo demasiado tiempo.

El sonido del silencio inundaba aquel paraje, tan cercano a su casa pero tan desconocido; curioso y aparentemente normal. Un pequeño monte no deja de ser un lugar que siempre estuvo ahí, parte de un paisaje inmutable que le rodeaba y ante el que jamás prestó otra atención que ver su silueta recortada contra el horizonte.

La vida es curiosa, rutinaria en ocasiones y sorprendente en algunos momentos. Pensó que quizás somos algo más que obligaciones, algo más que posesiones, problemas, quebraderos de cabeza y metas absurdas. Y su sorpresa fue que no necesitaba pensar.

Allí no era necesario, poco importaban los sinsabores del día, y absolutamente nada empañaba el silencio atronador que crecía por momentos.

Lo intentó en muchas ocasiones, ordenar sus responsabilidades era tarea habitual en él cuando terminaba su jornada; y en cada ocasión resultaba imposible, vano e inútil intento, un esfuerzo tan ridículo que una sonrisa se dibujaba en sus labios cada vez que sucedía.

“¿ Seguimos? por qué hoy lo noto muy extraño, está ausente y casi no nos presta atención; observa que tus trastadas de loco impenitente no hacen que te grite su habitual “aquí”….es muy raro”.

Ella lo miró a los ojos con preocupación, con esa profunda mirada que trasladaba milenios de sabiduría; la fuerza de su liderazgo era algo natural, lo llevaba en la sangre y su fuerza residía en su cautela. Hoy manifestaba preocupación.

“No sé, quiero correr y empaparme de esta libertad tan curiosa; aprovechemos que parece estar a lo suyo y pongamos patas arriba el monte, hay mucho que descubrir y nos espera un rastro de corzos muy cerca y no me digas que no los has pillado”.

Él era un torbellino de fuerza, una tormenta de alocada pasión por el movimiento constante; necesitaba explorar, hundir sus patas en cada rincón y sobre todo perseguir hasta la extenuación cualquier olor que anticipase otro animal. Era un cachorro en un cuerpo de adulto, un exponente de la alegría por vivir sin otra preocupación que comerse a bocados cada momento.

“Ve junto a él, no seas cabezón, mientras tanto yo me encargo de adelantarme y controlar el paseo de hoy”.

Saltando como un verdadero acróbata zarzas y enebros llegó hasta él, con las orejas muy agachadas y contorneando todo su cuerpo se lanzó contra sus piernas, recibiendo caricias y un par de palmadas en el lomo….todo iba bien… así es como debía ser.

“Lo ves, ¿cómo ha reaccionado?…eres un coñazo permanente, así que vamos a adelantarnos que nos espera nuestro bosque y además allí tenemos el rastro de los corzos. Ah, y hoy te juro que no nos dejan tirados, creo que ya he pillado sus maniobras de evasión. Eso sí, te juro que seré respetuoso con ella”.

Así era él, pensó, un torbellino imparable lleno de vida y fuerza…aunque con menos seso que cuando llegó con dos meses. Lo miró con resignación y emprendió la carrera tras él hacia la entrada del bosque.

Otra vez sucedía, de nuevo al llegar a esa estrecha senda entre robles todo se transmutaba; el silencio atronador daba paso a una extraordinaria calma.

Una vez más observó cómo sus dos perros lobos checoslovacos frenaban su alocada carrera, y el ritual se cumplía de nuevo; los miró con detenimiento, ambos estaban paralizados con el cuerpo relajado y mirando a un punto indefinido entre los árboles.

Allí estaba otra vez, empujado por una extraña fuerza terminaba en aquel bosque tan particular; volvió a sentarse junto a un viejo roble, con la espalda sintiendo su rugoso tronco y todo su ser centrado en un sólo cometido….sentir.

Y de nuevo aquella sensación, profunda y envolvente, el aire se volvía denso el silencio curiosamente profundo y notó que el grueso tronco le transmitía un ligero movimiento.

No puede ser, no puede moverse….y sin embargo percibía ligeros movimientos, mantuvo una calma forzosa mientras seguía llenándose de sensaciones.

Paz, calma, quietud y bienestar….respirar cobraba un nuevo sentido, transmitía la consciencia de la propia vida. Y sin embargo allí sucedía algo demasiado especial.

Algo que rompía toda lógica, que desordenaba su sentido de la vida; trastocaba lo real y daba paso a algo desconocido.

Aquel grueso tronco latía, y eso sí le desconcertaba; se levantó con cuidado e intentó mover el tronco con ambas manos, empleando toda su fuerza no logró movimiento alguno.

Y se rindió a la evidencia, no sin cierto temor, aquello le superaba con creces. Pero la vida le enseñó a ser obstinado y aquello era algo tan extraordinario, tan envolvente.

Se sentó de nuevo y pudo comprobar cómo Ciro y Leah seguían inmóviles, con la mirada fija en un punto que no alcanzaba a distinguir.

Dejó de sentir el movimiento del tronco y empezó a sentir un extraño calor, suave y reconfortante, allí la temperatura era muy diferente.

El aire se tornó algo más denso, y sintió cómo su cuerpo se anclaba a la tierra; y sin saber cómo, ni por qué, empezó a ver retazos de imágenes en su mente.

Veía a través de otros ojos, corría…entre enebros y zarzales, notaba una respiración constante y agitada, escuchaba el sonido de la hojarasca que cubría el suelo.

Y el olor….. le inundaba por completo, un olor profundo lleno de mil aromas, sentía los pinos, los robles, los enebros y la hierba en su pecho.

Fue un segundo, o quizás menos, fue un breve instante…suficiente para dejarlo confundido; aquello estaba sucediendo, allí sucedía algo.

Dejó de sentir el anclaje al suelo y con lentitud se incorporó, el silencio atronador volvió a llenar el bosque; miró el reloj y comprobó, asombrado, que llevaba allí una hora y media.

Sacudiendo la cabeza buscó con la mirada a Ciro y Leah, seguían en el mismo punto cual estatuas marmóreas.

“¿La ha visto? hoy ha sido mucho más generosa que otros días”. “No lo creo, pero sí creo que empieza a entender que ella vive aquí”.

Y emprendieron camino tras él, reverentes y al paso siguieron al hombre satisfecho y feliz; se había manifestado con la fuerza habitual, había mostrado de nuevo que la tierra, los árboles y la vida son un regalo permanente.

Mientras bajaba por la senda dejó de pensar en lo sucedido, no era necesario; sentía una absoluta falta de ambición al respecto.

No ambicionaba entender, y se sorprendió; sentía y eso era lo importante.

Volvería, pensó con una tremenda sonrisa, y de pronto se dio cuenta de que Ciro y Leah le miraban a los ojos…..se estremeció sin dejar de sonreír.

La notable diferencia entre producir o criar.

“Su divisa era ésta: todo lo que merece ser hecho, merece también ser bien hecho”. Émile Salomon Wilhelm Herzog, popularmente conocido por su seudónimo de André Maurois. Novelista y ensayista francés fallecido en 1967.

Nadie es profeta en su tierra, o al menos resulta muy extraño, mucho menos somos capaces de ver más allá de nuestras propias narices cuando nuestros intereses están en juego.

Y la clave, la dovela central que sustenta este arco, en el mundo del perro lobo checoslovaco, radica en su actual reproducción y distribución.

¿O quizás debiéramos decir producción y distribución?. Cada cual opte por una u otra definición que para eso somos soberanos de nuestra República Independiente.

La situación actual de la raza podría calificarse de “productiva”, al menos en términos mercantiles, cuando menos las cifras así lo demuestran en los últimos meses.

Se trata de un fenómeno objetivo, real e indiscutible, la proliferación de camadas, la invasión mediática de ofertas, y en definitiva el arraigo de una moda peligrosa y de difícil valoración.

La situación es la que es, y no hay otra que convivir con ella, podemos desgañitarnos de forma apocalíptica y tan sólo lograremos una afonía perpetua.

Pero lo cortés nunca debe quitar lo valiente, sin que por ello incurramos en otro delito que la libertad de expresión; uno ni se dedica a la cría del plc, ni nunca lo hará por un firme convencimiento.

Y lo anterior no señala a quienes sí lo hacen, en absoluto, tan sólo indico que mis propias convicciones no me permiten entrar en dicho mundo, complejo, difícil y absolutamente impredecible.

En dicha opción, la de lanzarse a la cría del plc, existen diversas “modalidades” y es bueno refrescar nuestra flaca memoria.

La selección, cría, socialización y venta del plc. Esta modalidad la podríamos denominar como “políticamente correcta”, criadores con un largo recorrido, mucha experiencia, y una trayectoria relativamente intachable; pruebas exhaustivas de las enfermedades más comunes en el plc, responsables con sus actos, preocupados por la selección y con una mínima socialización de sus camadas. Son los históricos, los reconocidos por su afijo y en definitiva quienes han abanderado la raza en este país en los últimos años.

A rémora de estos han ido naciendo en los últimos tres años nuevos afijos, gente ilusionada y con muy buenas intenciones, en ellos encontramos también la preocupación por la selección, por una adecuada cría, por una temprana socialización y por una mínima colocación de sus camadas en manos adecuadas.

Ambos merecen todo mi respeto de manera individual, merecen la comprensión de lo complejo y difícil que resulta sacar adelante una camada y todo lo que ello conlleva.

Pero en este jodido mundo todo suma, y lo que realmente cuenta es el resultado final.

Sigamos con el panorama nacional, a los dos grupos anteriores debemos sumar uno curioso por no decir esperpéntico; el de los dioses de la genética, absolutos reyes del despropósito y que en su afán por un protagonismo extraño mezclan churras con merinas y venden plcs mezclados con lobos a granel y con marchamo de sangre renovada etc…etc..etc.. Existen y es bueno recordarlo.

Por último tenemos al ganadero pro activo, aficionado o profesional, quién tras hacerse con una macho y una hembra produce camadas como quién fabrica arandelas, haberlos haylos como las meigas……. y suman en este repaso nacional.

Quizás me quede muy corto en el repaso, probablemente obvie casos puntuales o minimice la importancia de otros; en todo caso pido disculpas anticipadas si en este breve recorrido, bien por omisión o comisión, he dejado de incluir a algún protagonista de nuestra historia.

Y el resultado final es la suma de todo lo anterior, de lo bueno lo mediocre o lo absolutamente nefasto. Esta suma provoca la invasión del “mercado” y una vorágine que obliga, a unos y otros, a buscar salidas.

La ley de la competencia es implacable, todos lo sabemos, y nadie – que yo conozca – se dedica a este asunto por altruismo o mecenazgo de la raza.

¿Qué produce esta situación?….Definitivamente la imperiosa necesidad de dar salida a todas y cada una de las camadas, y dar salida obliga a rebajar cuestiones cruciales.

Y no hablamos de precios, esa es otra guerra y otra trinchera, hablamos de selección de futuros propietarios.

Y dicha selección baja los listones a ras de suelo, no nos engañemos es así de lógico….con una oferta descomunal y en cuanto existe demanda hay que tirarse a degüello o quedarse con cachorros en casa.

Triste pero real, tan real como que las consecuencias se irán viendo en los próximos dos años, si bien ya tenemos un alto porcentaje de “abandonos” en esa compleja y ardua tarea de convivir con un plc.

La suma de este panorama nacional es una producción ingente de ejemplares.

Es una cuestión compleja, muy compleja, probablemente así deba ser hasta cumplir un ciclo con final incierto.

Uno no es dado a plantear problemas por qué sí, resulta muy fácil plantear un problema; tengo mi personal percepción y por tanto mi personal creencia.

Es sin lugar a dudas políticamente incorrecta, seguramente utópica y con certeza discutible.

El amor y pasión por esta raza nos enseña lo fundamental, su diferencia, su complejidad y su absoluta necesidad de unas condiciones muy concretas a la hora de convivir con ellos.

Esa pasión puede convertirse en la necesidad de criar, como un proyecto único, especial y empapado de ilusión y cariño.

Buscar la unión de dos ejemplares especiales, amamantar esa búsqueda con rasgos físicos y de carácter que deseemos perpetuar, excluir cualquier enfermedad, cuidar el periodo de gestación con mimo mientras participamos de ese proyecto con personas que como nosotros esperan con ilusión el desenlace, futuros propietarios informados, capacitados en el conocimiento de la raza.

Programar todo lo necesario para el desenlace, mimar el periodo de lactancia y destete, estimular de modo temprano su llegada a este mundo y culminar el proyecto con la entrega a quienes, de manera ilusionada, han seguido cada paso con la firme convicción de formar parte de dicho proyecto.

Utopía, sin duda….pero creo firmemente que lo que merece ser hecho merece también ser bien hecho.

Algún día….  podría ser la manera de lograr el regalo que supone convivir con un perro lobo checoslovaco.

 

El niño de la ballesta.

“¿Qué es la vida? Un frenesí. ¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción; y el mayor bien es pequeño; que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son.”. Pedro Calderón de la Barca, escritor barroco español y una de las grandes figuras del llamado siglo de oro; conocido y reconocido por su teatro y fallecido en 1682.

Un cuento se considera una breve narración, ficticia o real, con un argumento sencillo y muy fácil de entender. Una leyenda se acepta como tal cuando narra hechos reales, sobrenaturales o ficticios o una mezcla de ambos.

La vida del ser humano, desde tiempos inmemoriales, a precisado de cuentos y leyendas; válvulas de escape, tradición oral, distracción en las noches de invierno, cultura popular y sobre todo vidas y hechos distintos, ejemplares u odiosas, que aportaban al ser humano la dosis necesaria de imaginación, fantasía, anhelo y en ocasiones temor.

La sociedad actual agoniza entre estertores de grandeza, vacía de contenido y totalmente vacua de valores imprescindibles para el ser humano.

Es lo que hay, y no descubrimos la cuadratura del círculo ni nos otorgarán un premio Nobel por semejante aseveración; es triste reconocerse en la globalidad de la estupidez y en la individualidad de la impotencia.

La enfermedad terminal que nos asola se muestra cada día, revienta en nuestras narices cual piñata explosiva.

Que un niño, de 13 años, esté enganchado a una conocida serie televisiva de zombies puede no indicar mucho.

Lo que ya rechina, pasma y nos deja con la boca cual túnel es que el tierno infante – un aciago día – pille una ballesta, un machete y un cóctel molotov (cual personaje de la serie) se tome sus cereales y se vaya directo al instituto.

Y lo que ya acojona, entristece, indigna y solivianta es que el referido “querubín” con una sangre fría, digna del verdugo más avezado, mate a un profesor y provoque heridas a otras cuatro personas.

Por fortuna para él esto no es Estados Unidos de América, por desgracia para sus progenitores el niño es un asesino por muy inimputable que legalmente sea.

No entraré a valorar el desgraciado hecho, suficiente dolor soportan los familiares y amigos de la víctima y los heridos. Pero hechos tales merecen, al menos, una pequeña reflexión.

¿En qué nos estamos convirtiendo?… Sinceramente no lo se, lo que sí atisbo a entrever es que la globalidad engendra individualidades peligrosas y deshumaniza de forma bastarda.

Siempre hemos necesitado de cuentos y leyendas, buenos o malos, mejores o peores han cubierto nuestro lado inquisitivo; nuestra natural disposición a lo imaginativo, al sueño en vida.

Hemos perdido la capacidad de ilusionarnos, asombrarnos, atemorizarnos o enternecernos a la luz de un fuego. Y lo hemos sustituido por el neón de un plasma, tablet, ordenador o televisión.

De historias enriquecedoras, ñoñas, o simplemente atractivas, hemos pasado a trocear zombies, degollar humanos y tomarnos los cereales mientras la sangre inunda la pantalla.

Nunca se debe generalizar, no sea que acabemos en la hoguera, pero nuestras devociones oníricas ya han dejado los bosques, los castillos, los campos de batalla en buena lid, los dragones sedientos y en definitiva los sueños profundos.

Todo lo anterior lo hemos sustituido por el estercolero de la prensa del corazón, la bazofia de algunas series televisivas sanguinolentas, la casquería de las redes sociales y en definitiva vivir – aunque tan sólo sea durante unos minutos -otras vidas o soñar con ellas.

Confieso que vivo mi personal cuento, sencillo y muy fácil de entender, lo hago sin pudor y públicamente.

Me llena, me da vida y me aporta ilusión; convivir con dos perros lobos checoslovacos es un cuento hecho realidad, resulta breve en su desarrollo, sencillo y fácil de entender en su desenlace…. para todo aquel que quiera y desee abrir su corazón.

Es un bello cuento, no exento de leyenda, que me enseña valores; me aporta la posibilidad de observar, de agradecer y de sentir la naturaleza en cada milímetro de mí ser.

Este cuento no deja de ser un sueño, que cada día te despierta a lo natural.Te acerca al lenguaje no escrito del mundo animal, a sus grandezas y miserias.

Una lección de vida, en la que valoro cada vida en su máxima expresión…valoro las cosas pequeñas, importantes y diarias.

Aprendo cada día algo nuevo, y nunca he recibido odio, agresividad injustificada ni psicopatías criminales.

Tal vez estemos necesitados de nuevos cuentos y leyendas, o quizás sean sueños del que escribe, tal vez ese niño de 13 años nunca convivió con la naturaleza, ni recibió valores innatos a la propia vida.

Quién sabe, es muy fácil juzgar…lo realmente difícil es determinar el por qué de las cosas.

Y la vida sigue, implacable y retorcida en los vericuetos de la mera supervivencia; nuestras vidas siguen. Con mayor o menor fortuna vivimos,  gracias a que de momento no hemos tenido un aciago día…..en el que un niño de 13 años decida que matar es el camino.

Seguiré con mi cuento, viviendo ese sueño que me despierta cada día, seguiré honrando las palabras de Pedro Calderón de la Barca “y el mayor bien es pequeño”….”que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son”.

Mis sueños, nacidos de cuentos y leyendas, me ilusionan y me enseñan cada día valores……un par de locos perros lobos checoslovacos me acercan a esos valores, con miradas limpias de sangre y casquería.

El frenesí, la ilusión, la sombra y la ficción de esta vida nunca deben llevarnos a otro puerto que la cima de una montaña, en la que respirando hondo inundemos nuestro ser sin arrebatar nada a nadie.

In memoriam.

El último lobo.

“Es más fácil negar las cosas que enterarse de ellas.”. Mariano José de Larra y Sánchez de Castro, escritor, poeta y político español amén de periodista; considerado uno de los mayores exponentes del llamado romanticismo. Fallecido en 1837.

Por primera vez, en esta serie de artículos, una película me ha provocado pasmo, admiración y reflexión a partes iguales.

En el año 2004 el escritor chino Lü Jiamin, bajo el seudónomino de Jiang Rong, publicó una novela semi-autobiográfica que recopilaba su experiencia personal en plena revolución cultural de la China de Mao Zedong.

El contexto socio político de la época: El joven Lü, al igual que millones de estudiantes chinos en la década de 1966 a 1976, es movilizado por los cuadros dirigentes del partido comunista chino hacia zonas rurales; el objeto es trasladar la revolución, y la enseñanza básica en lectura y escritura, al campesinado por parte de los jóvenes estudiantes de las ciudades.

Lü es destinado  a  Mongolia, país de vastas estepas y horizontes inmensos, y con el cometido de educar a una familia de pastores nómadas; dos años de servicio comunitario en un entorno desconocido, absolutamente natural y en el que la convivencia del hombre con el medio ha sido dura y aleccionadora.

Los mimbres de la historia se tejen en torno a ese primer hilo conductor, en este punto debemos resaltar que se trata de hechos reales. Hechos vividos por el autor, y que habrán podido ser más o menos novelados pero que sucedieron y por lo tanto marcaron su vida.

Un joven cargado de ilusión, lleno de vigor revolucionario, desembarca en una sociedad tribal; descubre maravillado el perfecto equilibrio entre la naturaleza y el hombre en un entorno hostil, inmenso y bello hasta la extenuación.

El filme es una nueva obra maestra del director francés Jean Jacques Anaud, una fotografía impresionante y una cuidada puesta en escena que tras de sí conlleva el trabajo de un equipo de rodaje de 450 personas.

El hilo argumental, basado en la obra de Lü, y el esfuerzo técnico debían aportar un resultado excelente; y no ha defraudado en absoluto.

Pero los hechos vividos son una lección magistral, y el hilo conductor nos dirige de manera progresiva al núcleo de la obra; la compleja, admirable y extraordinaria convivencia de las tribus nómadas de Mongolia con el lobo estepario.

Dejaremos el desenlace al margen de estas líneas, resultaría poco ético reventar una historia que quizás el lector aún desconoce.

He asistido en mi butaca, perplejo y admirado, a inmensas lecciones condensadas en simples frases; a bofetadas estruendosas en el rostro de una civilización denigrante en la que el avance, siglo tras siglo, ha destrozado el entorno natural.

Las hordas mongolas llegaron a la conquista del mundo, creando el mayor imperio de la historia, nuestra civilización y casi sin estruendo ha destruido por completo el equilibrio de la tierra.

Pero volvamos a ese mundo de pastores nómadas, a esos inmensos océanos de hierba hollados por gacelas, caballos, hombres y lobos.

La libertad de dicho entorno es tan inmensa, tan esplendorosa, que difícilmente se puede describir; la sabiduría nómada tan plena que uno se avergüenza de nuestro pobre bagaje.

Milenios de convivencia, entre el hombre y el lobo, han culminado casi con el exterminio de un animal admirado, temido y totalmente maravilloso.

La obra de Lú muestra de manera sencilla, cercana y absolutamente admirable, cómo los pueblos nómadas de las estepas de Mongolia entendieron la relación entre humanos y lobos esteparios.

Debemos humillar nuestra estúpida arrogancia, si acaso somos capaces de entender, y reflexionar sobre una lección de vida tan sencilla y a la par tan compleja. 

Pero la realidad es la que nos toca vivir, y los pueblos nómadas son ya casi un recuerdo en la memoria histórica de la humanidad.

La cultura nunca puede ser una norma reglada en ciclos de estudio, la cultura debe ser el respeto a la convivencia entre el ser humano y su entorno; el equilibrio entre necesidades, en el presente y sobre todo en un  futuro que siga aportando a generaciones venideras cobijo en este planeta.

Volviendo al filme, y a la obra de Lü, una sola frase resume esa compleja, ancestral y admirable sabiduría de los pueblos nómadas de la estepa……..”Has cazado un Dios para convertirlo en un esclavo”.

El lobo estepario ha sido un Dios para los pueblos nómadas, un perfecto factor de equilibrio en la propia naturaleza; la obra nos muestra cómo su existencia equilibra el entorno, y sobre todo cómo su alteración provoca la catástrofe. 

Lecciones de humildad, de amor y de vida…..pero estamos tan ciegos que somos incapaces de ver a un palmo de nuestras narices.

Y seguimos con la vorágine de nuestra “avanzada” sociedad, negando la realidad……..nos resulta mucho más sencillo negarla que entenderla.

Consideramos una amenaza todo lo que no entendemos, o simplemente nos la sopla; asqueado con sociedades urbanitas, mercantiles y destructivas, uno se llena de emociones ante la obra de Lü.

Lü nos regala emociones y lecciones de vida, que muestran, al que quiera ver y entender, las claves de la supervivencia en convivencia; el valor del esfuerzo, la importancia del trabajo, la satisfacción de lo sencillo y sobre todo el respeto a la naturaleza.

Por otra parte, he podido sentir, entender y admirar, la inmensa belleza de la astucia del lobo estepario, su incalculable capacidad de supervivencia, su indómita libertad.

Pero del mismo modo he sentido vergüenza, rabia contenida y absoluta frustración. Comprobando hasta dónde hemos llegado los seres humanos, y sobre todo hasta dónde podríamos llegar…….. siento profundamente que seguimos sin entender.

Arrebatando a la naturaleza su razón de ser lograremos, en muy poco tiempo, un yermo entorno. 

Destruyendo la libertad, obtendremos la condena perpetua a la esclavitud de nuestra soledad; entonces quizás sea demasiado tarde para seguir negando nuestra vergonzosa incapacidad.

Mientras tanto, observen la belleza del lobo estepario…..no dejen de ver la mirada de Lú, y si no son capaces de conmoverse probablemente ya no haya solución a nuestra estúpida cultura.

El último lobo es mucho más que un filme basado en una obra literaria, es un fiel reflejo de lo que acontecerá si no somos capaces de retomar un camino abandonado hace siglos.

 

Vivir plenamente.

“ El amor y la locura son los motores que hacen andar a la vida”. Marguerite Cleenewerck de Crayencour más conocida como Marguerite Yourcenar, novelista, poetisa, dramaturga y traductora francesa nacionalizada estadounidense y fallecida en 1987.

Hoy es un día especial, un momento para brindar por la buena estrella de la intención de estos escritos; llegar a transmitir locura, pasión, indignación y en definitiva sentimientos por esta raza no es tarea sencilla.

No lo es sin tropezar con limitaciones y evidente subjetividad, somos un mundo y cada cual un universo; pero el único objetivo de esta serie de escritos fue, es y será, compartir vivencias y ayudar, en lo posible, a quienes buscan información sobre esta extraña, alocada, rebelde y cautivadora raza.

Llegar a otras personas es una satisfacción inmensa, comprobar que comparten sensaciones es ya un lujo; pero recibir un escrito con ellas, detallando vivencias, es un honor que me provoca un inmenso agradecimiento.

Ellos son una pareja nada normal, entiéndase fuera de lo común….sin estereotipos ni etiquetas al uso; lo primero que aprecias en ellos es bondad, algo muy extraño en nuestros días….algo que brilla por su rareza.

Son diferentes, les guste o no, y su diferencia radica en su propio ser; la vida no ha sido fácil y han tenido que atravesar pasillos incómodos y estancias desagradables…quizás ello ha forjado su ser, probablemente tan sólo ha incrementado su pasión por vivir.

Y esa pasión, un buen día, se cruzó con un perro lobo checoslovaco; anidó en ellos a fuerza de risas, disgustos, cabreos y momentos inolvidables.

Se convirtió en parte de ellos, en una parte muy importante en sus vidas; encajando en una forma de ver y entender la vida, en una manera de ser y compartir en la que esta raza obtiene matrícula de honor.

Viajar es la pasión de ambos, empaparse de tierras, paisajes y personajes; con la libertad de una furgoneta y la carretera cómo vía hacia lugares que aportan belleza, admiración, respeto y satisfacción.

Y allí, en ese pequeño y maravilloso mundo, se encuentra nuestro protagonista …..un macho de perro lobo checoslovaco.

Astuto como su propia raza, observador e incluso rencoroso en algunos momentos, pero entregado a nuestra pareja cómo sólo un perro lobo checoslovaco puede hacerlo…..ellos son su vida y él forma parte de la de ellos.

Cada viaje es un descubrimiento, y nuestro lobo observa cuando llega el momento de los preparativos…..observa y comprende que una nueva aventura comienza.

Es muy difícil explicar cómo perciben el cambio de rutina, cómo valoran el momento de confirmación…..un viaje es para ellos descubrir al igual que para nosotros…y lo valoran, ya lo creo que lo valoran.

Este viaje tuvo como destino la Bretaña francesa, playas maravillosas con mareas que modifican la costa hasta en 15 kilómetros en 24 horas.

Empaparse de olores es una de las habilidades del plc, levantar la cabeza y empaparse de olores y sonidos….es un espectáculo para admirar….y allí, en una playa de la bretaña francesa, su reacción fue saltar de inmediato, correr alocadamente y comenzar a “cazar” algas, esqueletos de sepias y llenarse de arena.

Esplendor de libertad, y un comportamiento que se nos queda grabado en la retina.

Pero somos humanos, y convivimos en una sociedad en la que lo diferente nos provoca cautela; y ellos pudieron comprobar cómo, las gentes de la Bretaña francesa, en algunos casos, observaban con cierto recelo a una furgoneta, con mochilas, con la jaula de transporte y sobre todo a nuestro protagonista.

Miradas ignorantes del bagaje que comportaba el conjunto, absolutamente comprensibles quizás, pero que hacen mella…..sin duda duele ser observado con recelo.

Ser diferente en ocasiones es duro, asumir que se es ….ahí reside la clave….. de la indiferencia que nos debe causar el juicio sumarísimo de quienes, desconocen qué…. y sobre todo por qué.

Quizás, en la imagen de ese animal tan semejante al lobo, el subconsciente social viese a una oveja en sus fauces sanguinolentas…..o tal vez tan sólo fuese simple curiosidad…nunca sabremos el por qué de esas miradas; pero sí sabemos que nos miran de forma muy diferente a los dueños de otros canes.

Pero son partes del viaje que en absoluto deben empañar la vivencia, nuestra pareja comprobó que el instinto de manada, de protección, se agudizó en nuestro protagonista; atento a cualquier aproximación, humana o cánida, reacciones sensibles y lógicas ante un nuevo escenario.

En este viaje apreciaron hasta el más mínimo fenómeno de la naturaleza, un regalo para los sentidos….un espectáculo compartido…un festival de libertad azotando sus cuerpos y sus sentidos en compañía de un rey en dichos menesteres.

Viajar no es lo importante, afirman ellos…..lo verdaderamente importante es compartir con quién amas cada momento, cada sensación y cada nueva aventura…..

Una furgoneta, dos personas y un plc no es algo extraordinario, o quizás lo sea; lo realmente asombroso….lo incalculable, es sentir en plena naturaleza que la vida vale, que nada queda fuera de esa magia diaria que implica levantar la vista y encontrar la complicidad de un ser humano y la de un plc.

Vivir plenamente, con amor y con la locura suficiente para ser….dejemos el parecer en manos de los mercaderes de ilusiones y rindamos honores a lo que realmente merece admiración.

P.S.

Gracias por vuestro escrito, y espero haber reflejado lo mejor posible vuestras sensaciones. La fotografía que encabeza el artículo se corresponde con las huellas del plc en la bretaña francesa.