Loba y Piltrafa, una historia desde Uruguay.

“Amar es encontrar en la felicidad de otro tu propia felicidad.”  Gottfried Leibniz filósofo, matemático, jurista y político alemán fallecido en el año 1716 . 

Las fronteras son una invención humana, un escollo contrario a la propia naturaleza.

La era de la globalización permite compartir y recibir experiencias desde cualquier lugar del planeta. Y las historias se repiten, de manera sistemática se reproducen comportamientos.

Los comportamientos humanos son predecibles, demasiado predecibles. Los comportamientos animales son harina de otro costal, en ocasiones un residuo brillante de ejemplos de altruismo, solidaridad y amor incondicional.

No pretendo humanizar la conducta animal, en todo caso animalizar la conducta humana resultaría de cierto provecho.

Quién sabe si algún día llegaremos a entender determinados comportamientos animales, mientras tanto seguimos conociendo historias que nos tocan esa parte noble y buena que aún anida en nuestro ser.

Historias en las que de nuevo el ser humano cobra un protagonismo dual, indeseable y admirable.

Hoy desde este pequeño espacio quiero dar voz a una historia sencilla, quizás pequeña, tal vez sin otro valor que la grandeza de un amor universal, sentimiento mediante el cual se corrige lo que otros destrozan.

Desde Uruguay:

Bueno intentare relatar la historia de Loba,como la llame un día sin saber siquiera de su raza. Ella cuando la conocí era un espíritu libre, Tal vez tubo un hogar alguna vez. Lo cierto es que la conocí junto a un perro grandote que se llamaba Piltrafa. Amigos inseparables. Piltrafa tenia casa pero era su compañero de aventuras. Ella supe que varias personas trataron de adoptarla pero se escapaba. Por ese mismo motivo fue castrada. Yo la conocí en mi trabajo,una base de radio taxis. Ahí se fueron quedando ambos, de a poco. Hasta que se quedaron definitivamente. Un día un vecino, un hombre ya mayor me pidió adoptarla, se acompañarían mutuamente. Me gusto el gesto pero no adoptaría a Piltrafa y los separarían. Finalmente Loba fue adoptada por él. Piltrafa quedo con nosotros en la base de taxis. Lamentablemente una estación de servicios de combustible que se sitúa frente a nosotros esparció un día ración envenenada para matar palomas, y Piltrafa desapareció por días, hasta que lo encontramos muerto por envenenamiento. Había comido de esa ración. Ya a estas alturas Loba llevaba mas o menos año y poco de vivir en su nuevo hogar que parecía definitivo. Pero hace cuestión de menos de una semana el señor enfermo de manera muy delicada y lo hospitalizaron. Apareció de la nada familia de este anciano que vivía solo con Lobita. Y a Loba la arrojaron a la calle. Ella nos recordó, recordó la base de taxis donde ella había decidido vivir y llego llorando , pidiendo ayuda. Alguien me llamo a mi casa. Loba esta en la calle!! (a ella todos le conocían). Así fue que pedí que un compañero del taxi le pedí me la llevase a mi casa. Tres días enteros Loba se negó a probar alimento. La tristeza era enorme,se había encariñado con su compañero de soledades. Recién ayer comió algo, y hoy previo paseos y mimos se empezó a alimentar bien. No conozco prácticamente nada de esta raza,pero por esta experiencia puedo dar fe que tienen sentimientos muy profundos, apego incondicional a sus humanos. Y la capacidad de transmitir lo que sienten y pedir ayuda si es necesario. Me deja una gran lección de vida y amor incondicional. Ojala Dios me conceda el privilegio de compartir muchos años mas a su lado, aunque ya no es una jovencita, para enseñarme a ser mejor persona.

Algo he aprendido en estos años junto al perro lobo checoslovaco, poco……. muy poco, he aprendido a amar y respetar la naturaleza, a respetar  su ser, y sigo aprendiendo a vivir con un amor que todo animal entrega sin esperar nada a cambio.

Gracias Romina por compartir una historia de vida y amor, gracias por dar voz a quienes con una sola mirada pueden sustituir mil palabras vacías.

En la felicidad del otro, siempre, reside nuestra propia felicidad.

Nunca lo dudemos.