Sublime prudencia.

“Mezcla a tu prudencia un grano de locura”Quinto Horacio Flaco, poeta satírico romano fallecido en el siglo 8 a.C. y popularmente conocido como Horacio.

Mi capacidad de asombro es ilimitada, la mala leche en ocasiones pareja al infinito; y es que el ser humano no deja de asombrarme día a día.

Se puede ser estúpido e ignorante, que todos tenemos derecho a la estulticia, se puede incluso ser apático ante todo lo que nos rodea….pero la crueldad más repugnante no debiera tener cabida en las gilipolleces del ser humano.

Hace escasos días una noticia recorría las “redes sociales”, la noticia no era otra que un vídeo colgado en la red por un grupo de especímenes que en una bacanal de locura absoluta habían colocado varios cohetes a un perro; posteriormente el citado grupo, de valientes y aguerridos desgraciados, procedieron a explosionar el artefacto.

No es necesario contemplar el resultado y me niego en redondo a verlo, pero me asalta la duda razonable sobre la condición humana.

La violencia es innata al ser humano, sin duda, y en ocasiones la rémora de necesidades ancestrales; sin embargo la crueldad animal resulta un desvarío.

Por supuesto que la crueldad entre seres humanos va mucho más allá, es un estadio de enfermedad mental con resultado de encefalograma plano.

Pero la crueldad, con animales e indefensos, es un estadio preocupante; denota no ya insensibilidad o carencia de escrúpulos …….denota cobardía e impunidad.

Y si además hay publicidad del “acto glorioso” estamos ya ante un hecho alarmante.

¿Qué puede mover a un ser humano a ensañarse de tal modo con un animal?, lo desconozco y me preocupa lo justo si es preciso encerrarlos en un frenopático o colgarlos de un pino.

Lo que realmente me preocupa es cómo se llega a esa condición infrahumana, y no caben medias tintas ni excusas absolutorias que justifiquen una involución tal en nuestra condición.

Acaso sea una muestra de los valores actuales de esta sociedad, quizás sea el espejo del poco respeto que hacia nosotros mismos nos tenemos.

Creo firmemente que es una cuestión educacional, y creo del mismo modo que el problema no es ejemplarizar los actos con condenas estatales de las administraciones competentes; la cuestión reside en procesos mucho más complejos, en analizar cómo estamos educando  y en qué valores…..si acaso educamos en algún valor.

El tiempo no es nuestro aliado, esta sociedad está enferma y terminal en muchos aspectos; sin embargo cada día, y ante actos cómo el referido, debiéramos aportar un grano de cordura a esta vorágine.

Aunque tan sólo sea una voz, un gesto o una reflexión….la pasividad por contra nos convierte en cómplices a todos.

En multitud de ocasiones, y ya de manera recurrente, nos referimos al perro lobo checoslovaco con el adjetivo de “tímido”.

Me permitirán que esboce media sonrisa….. esa presunta timidez, contrastada en la gran mayoría de ejemplares, bajo mi humilde punto de vista no es otra cosa que una sublime prudencia.

Ancestral y heredada de su antepasado el lobo, prudencia que nace de la observación; de la persecución y casi exterminio, del acoso permanente y de grabar a fuego en la genética del lobo la desconfianza ante el ser humano.

Sublime por inteligente, por cauta y preventiva; actitud que a día de hoy se demuestra como herramienta imprescindible para la supervivencia.

Y queramos o no, discutamos hasta la saciedad sobre si chupar o morder, el plc ha heredado esa sublime prudencia; y no es de extrañar una conducta desconfiada hacia el ser humano.

Admiro lo que considero una cualidad, y por supuesto los “puristas” se escandalizarán con esta afirmación, y lo es en su justa medida; precaución con personas ajenas al entorno inmediato del plc nunca será agresividad o una amenaza.

Por descontado que cuando esa sublime precaución es obsesiva se convierte en un problema, lo conozco de primera mano y puedo afirmar que para convivir en entornos sociales es sin duda un problema….para el ejemplar y para el dueño.

Lo anterior no anula el hecho objetivo, queramos o no es genética y acompañará en mayor o menor medida al plc toda su existencia.

Por supuesto que debemos trabajar su  justa reducción…. pero nunca olvidemos que no podremos erradicar el instinto, esa parte intangible y latente que perdura aún hoy en esta maravillosa raza.

Esta raza mezcla a su prudencia un grano, más bien una roca cual Peñón de Gibraltar, de locura……una maravillosa locura unida a esa sublime prudencia.

No nos extrañemos…. si ante un ser humano, su conducta es la de un jugador de poker. Horacio tenía razón.