De viajes y caminos.

Se viaja no para buscar el destino sino para huir de donde se parte“. Don Miguel de Unamuno y Jugo escritor y filósofo bilbaíno de la generación del 98.

En todo viaje debiera subyacer una ventana, cuando no una puerta, a lo desconocido; un camino incierto.

Y sin duda en el fondo siempre existe una huida, sea un viaje al uso o una nueva etapa en la vida. Huida que no implica cobardía, tan siquiera renuncia; aunque sea un tópico manido lo realmente importante de todo viaje es el camino.

Se huye de la rutina, se abandona temporalmente lo conocido y se busca y añora lo nuevo; en la elección de un cachorro, de perro lobo checoslovaco, existe una exaltación extrema de sentimientos y pasiones.

Se emprende un largo viaje huyendo, cada cual sabrá de qué, hacia un frente tan incierto como atractivo. Y ahí reside la grandeza de una decisión que nos acompañará día y noche durante mucho tiempo.

Un viaje que a pesar de experiencias anteriores, sin menoscabo de nuestras vivencias, nos dejará un reguero de pasmo absoluto. Garantizado cual hipoteca o garrapata pertinaz.

Y esa es la magia de este camino, el asombro absoluto descubriendo una raza espectacular; diferente hasta la extenuación y única cual incunable.

Emprender este viaje conlleva renuncia, que nadie se llame a engaño; renuncia a la tranquila rutina del día a día.

Si vis pacem parabellum ….si quieres  la paz prepara la guerra,  afirmaban los antiguos romanos; y así es, la paz de un plc llega tras muchas batallas, tras muchísimas horas de trabajo, paciencia y esfuerzo.

Nunca nos llamemos a engaño, todo lo que vale cuesta, y por ende lo que cuesta vale; y en esta raza cuesta mucho compaginar su esencia con la vida común de casi todos sus propietarios.

Las diferentes etapas de este peculiar viaje están definidas, marcadas por la propia genética de la raza; pero en cada ejemplar cada una de ellas será algo desconocido, lleno de sorpresas.

De los dos a los seis o siete meses se libra una batalla permanente, cruenta diría yo, en la que las fregonas y los cubos son nuestro armamento de serie; aguzamos nuestro instinto, acudimos a mil y un “trucos” maravillosos…periódicos empapados, rutinas horarias……para comprobar que tras una hora de exposición, al césped de la calle, nuestro astuto ejemplar llega a casa y nos regala con una soberana riada cuando no con una olorosa delicatessen.  

Son así, y así los parieron; entre los dos y los seis meses nuestra delicada piel, y toda la cobertura textil que empleamos para vestirla, será pasto de esos agudos colmillos, agujas hipodérmicas afiladas cual bisturí.

Es muy sencillo reconocer al sufrido propietario de un cachorro de plc, observe usted sus brazos y si descubre marcas hasta en la denominación de origen…ahí tiene a una persona en vías de extinción.

Por que cual ave fénix se extingue nuestro pasado de perpetúa comodidad,  y nace un presente de sudar la camiseta hasta la extenuación; el hábitat de un plc es otra marca indeleble, marchamo único y sello de garantía entre los dos meses y en algunos casos los dos años o más.  

Si quiere usted reconocer el hábitat de un plc observe, sea atento y compruebe su absoluta capacidad renacentista; multidisciplinarios lo mismo atacan la jardinería, la pintura, la electricidad, la electrónica y sobre todo la redecoración más abstracta… artistas de un impresionismo, que ríase usted de los pintores franceses del siglo XIX.

Etapas de un camino, peaje de obligado pago; y nos preguntaremos….¿merece la pena este cambio transitorio?.

Cada cual con cada “cuala”, sin duda, pero al igual que es necesario observar esas señales, y otras muchas que nos ocuparían páginas, observe con detenimiento a cada propietario.

Verá, probablemente, una persona ilusionada; comprobará que su sonrisa es más frecuente, escuchará cómo las conversaciones sobre las trastadas de su plc llegan al aburrimiento.

Puede que reconozca algo de masoquismo inherente, de feliz travesía del desierto; pero ante todo estoy seguro que podrá reconocer a una persona vital, llena de ilusión y con un brillo diferente en la mirada.

Y es que al igual que el Camino de Santiago lo importante no es llegar…..lo imborrable es el propio camino. Y puedo asegurar que este camino es imborrable, a pesar de las anécdotas, incluso con los momentos más agrios.

La balanza es inexorable y nuca jamás renunciaré a esta elección, a pesar de mentar un día sí y otro también a todos los progenitores o incluso al criador, y no renuncio por una sencilla razón; este viaje es único y me está enseñando a vivir de un modo diferente.

Este viaje es una verdadera universidad, nos hace….para quién así lo desee….ser mucho más humanos, nos convierte en cómplices de la naturaleza más pura, nos lleva con sigilo a descubrir lo realmente importante…el valor de lo sencillamente complejo.

Y sobre todo nunca nos aislará cual adicción negativa, nos abre puertas.

Quizás partimos de un enconado aislamiento social, producto de las obligaciones y las normas de una sociedad dónde prima el más asqueroso materialismo, puede que así sea.

Pero algo puedo asegurar, sin rubor ni vergüenza alguna, merece la pena; vale su peso en oro emprender este viaje.

Siempre que seamos consecuentes lo será, siempre que hayamos valorado previamente si es realmente lo que queremos; todo viaje es una incógnita, pero aquel que lo emprende, y asume las consecuencias, alcanzará la recompensa de pertenecer al club de chalados más curioso de este planeta.

Bienvenidos.

 

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