El vínculo con un plc.

Lo que ata o une, aquello que establece una conexión duradera…….y así podríamos definir esta palabra una y otra vez, pero lo realmente sorprendente es que en si misma aúna todo un mundo; en ocasiones totalmente inexplicable.

Entre los seres humanos se consolidan vínculos de todo tipo, materiales, afectivos, viscerales y un largo etcétera. Vínculos conocidos, estudiados y tan antiguos como la propia humanidad.

Entre el ser humano y los animales resulta, en ocasiones, totalmente inexplicable cómo se llega a forjar un vínculo concreto. Me sorprendió hace pocos días ver un documental sobre una hombre, natural de Costa Rica, Gilberto alias “Chito”, y un cocodrilo de más de cuatro metros con el que mantenía una relación sin precedentes conocidos en el mundo animal.

Chito recogió al animal cuando lo encontró herido de bala, lo cuidó y alimento durante casi 20 años; nadaba y jugaba con el saurio, de casi 500 kilos de peso, mantenía un vínculo inexplicable con una especie de la que no se conocía ni un sólo caso de relación con humanos.

Biólogos de todo el mundo se interesaron por este vínculo y aunque el famoso cocodrilo “Pocho” – que así lo llamaba Gilberto – ya murió, por causas desconocidas, aún hoy sigue siendo objeto de estudio.

La comida nunca puede ser un lazo exclusivo que genere un vínculo con un animal, máxime si se trata de un animal “salvaje”, Chito hablaba con el cocodrilo, pero sobre todo le transmitía tranquilidad y confianza; nunca podremos valorar qué sucede en la mente de un animal, por lo tanto todo lo relativo a determinados vínculos son especulaciones con mayor o menor fundamento.

Un cachorro de plc nace y se desarrolla, normalmente durante sus primeras ocho  semanas de vida, con su madre y hermanos de camada; su mundo gira en torno a la manada, al grupo y a sus necesidades básicas.

Afloran de inmediato, en cuanto abre los ojos y comienza a explorar el mundo exterior, características propias del individuo; improntas genéticas sin duda ya que no han podido ser aprendidas.

El carácter se desarrolla, su posición en la manada se va definiendo; activo dominante, pasivo sumiso, y un sin fin de estadios entre ambos extremos; cuando el cachorro se encuentra relativamente cómodo, habituado a la rutina de su entorno, se produce un cambio crucial.

Un cambio muy traumático, no lo olvidemos, el vínculo con sus hermanos se ha forjado durante ocho semanas; se han establecido pautas, comportamientos y actitudes. Y de pronto ese mundo, ese entorno, desaparece por completo.

La separación del cachorro es un momento crucial, definitivo diría yo, en su futuro y su impronta con el entorno que le rodeará. Si de perros hablásemos su capacidad de adaptación, al ser humano y su entorno, resulta mucho más sencilla y natural, así lo he podido constatar durante más de 20 años y con diferentes razas.

El perro lobo checoslovaco sufre ese cambio de otro modo muy distinto, nunca generalizaré – cada cachorro es un mundo – pero he podido constatar el hecho; el cachorro de plc necesita sentirse arropado, formar parte, y seguir desarrollando su innata y desbordante personalidad.  

Este periodo comprendido entre los dos y los diez meses – aproximadamente –  resultará, y así coinciden todos los especialistas en la raza, el marco definitivo en el que se forje su forma de relacionarse con el entorno familiar y social en el que se vaya a desenvolver. Por lo tanto es muy importante cómo iniciemos la construcción de un vínculo fuerte y duradero.

Y hablo de un vínculo no de convertirnos en alimentadores, paseador y poco más; ser alimentador es sencillo – muy sencillo – ser paseador tampoco es muy difícil; crear un vínculo con nuestro plc es otra cosa muy diferente.

No puedo , ni es mi intención, dar pautas magistrales para forjar ese vínculo; sería tan pretencioso como ridículo, no hablamos del manejo de un coche, hablamos de la relación y convivencia con un perro lobo checoslovaco.

Cada persona es y transmite lo que es, entre el resto de personas y por supuesto con cualquier animal; cada uno de nosotros puede transmitir calma, nerviosismo, inseguridad, apatía, ilusión, decisión y mil y una sensaciones.

Todas ellas son captadas por el plc, y de que modo, eso al menos puedo aseverarlo con los dos ejemplares con los que convivo; el cachorro con dos meses no deja de ser – a pesar de que parezca fuerte, agresivo, o inseguro y tímido – un ser en desarrollo que necesita sentirse integrante de un modelo y asimilar pautas y conductas.

No creo existan fórmulas mágicas, sinceramente no lo creo, pero si una serie de pautas generales que nunca debemos olvidar. La primera es una paciencia infinita, no se trata de lograr un éxito en dos días o dos semanas; cualquier pauta que deseemos que asimile debe ser encauzada con paciencia…el tiempo será nuestro aliado casi siempre.

La segunda pauta es compleja pero importante bajo mi punto de vista, firmeza y cariño en toda nuestra relación con el cachorro; firmeza tozuda en transmitirle aquello que no consideramos correcto, cariño desmedido a la hora de relacionarnos con él. Firmeza que nunca debiera ir acompañada de violencia física.

La tercera pauta que considero importante es la repetición, repetición hasta la saciedad; repetición de toda rutina que consideremos importante, así si queremos que a la hora de comer, por ejemplo, no sea excesivamente ansioso o desmedido deberemos repetir, cuantas veces sea necesario, ejercicios de auto control como que espere sentado a una orden concreta para comer. La repetición ha de ser espaciada, pero indefinida hasta lograr el objetivo.

Si con paciencia, firmeza, cariño y repetición logramos establecer un marco de convivencia……..¿ dónde queda el vínculo?.

El vínculo, al menos el que tenemos forjado con nuestros dos ejemplares, nace se desarrolla y se forja cada minuto del día que pasamos junto a ellos, comunicarse, ser cómplices, ser un guía y referente, corregir, premiar e intentar comprender a nuestro plc.

No podría definir cómo o cuando se forja, quizás lo descubres cuando te miran a los ojos; cuando se aproximan a ti buscando algo más que una simple caricia, o quizás cuando en el entorno exterior notas que buscan tu aprobación o incluso tu protección.

Resulta muy complicado saber qué nos ata a ellos, pero lo que resulta muy sencillo es conocer qué nos alejará definitivamente de ese vínculo; las prisas, la violencia, la segregación de nuestro núcleo familiar…todo ello forjará una relación que nunca estará basada en ese vínculo tan maravilloso y que descubres cuando te miran a los ojos.

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