Celia.

Lo verdadero es siempre sencillo, pero solemos llegar a ello por el camino más complicado” Amandine Aurore Lucile Dupin escritora francesa de una gran sensibilidad y más conocida por su seudónimo de George Sand. Fallecida en el año 1876.

Somos genios de la complicación, alquimistas de fin de semana, o tal vez simplemente nos asusta la realidad; lo verdadero, lo auténtico, resulta difícil de asumir, y desde tiempos inmemoriales hemos sido capaces de escribir tratados, de disertar sobre el sexo de los ángeles, y terminar reconociendo que una puesta de sol es mucho más que un fenómeno natural.

Lo verdadero no requiere manual, no precisa estudio ni pide debate alguno, es por derecho propio y lo seguirá siendo; pero sin embargo en multitud de ocasiones resulta incómodo.

No hay nada más escandaloso que una conducta excéntrica o llamativa, nada menos aceptado en esta sociedad que lo que se sale de la norma; lo diferente molesta, lo distinto ocasiona incomodidad.

Y somos brutos cual arado, somos intolerantes hasta la extenuación, resulta sorprendente como exceptuando determinadas culturas el resto ha condenado lo diferente al ostracismo y a la picota más vergonzosa.

Nos provoca miedo lo desconocido, nos molesta lo diferente y nos repatea los hígados que además sea algo visible.

Personas, ideas y conductas han de estar enmarcadas en el cuadro de lo socialmente aceptado, de lo políticamente correcto.

Pero vamos un poco más allá y juzgamos además el comportamiento en el mundo animal, establecemos reglas e imponemos conductas para adecuar comportamientos a nuestros mundos particulares, y al universo general de la estulticia y la gilipollez más absoluta.

Comprendo y tolero lo general, comparto lo particular en cuanto a que un animal no debe ser un peligro para el ser humano; pero no me pidan mucho más.

Vivir es un aprendizaje, para quien lo desee por supuesto, para algunos es un acto vegetativo y conducido a lo largo de toda su existencia; cada cual tome el camino que considere más oportuno, sin duda el ejercicio de la libertad personal es sagrado.

Celia es una hembra de perro lobo checoslovaco, nosotros buscamos un nombre diferente y con un especial contenido; la llamamos Leah, la que progresa y triunfa.

Desde su llegada a casa se nos rompieron todos los esquemas, todos los patrones de conducta que habíamos aquilatado durante años con otros perros y otras razas ………se fueron al garete cual lastre por la borda.

Celia era un ejemplar diferente, distinto hasta extremos preocupantes; nunca pudo tener tiempo material para aprender conductas, vivió junto a sus hermanos de camada durante dos meses, compartió además otra camada simultanea y esos dos meses fueron para ella días de juegos, correrías y aprendizaje.

Pero algo se rompió en Celia, cuando la arrancaron de la seguridad y calidez de su manada …algo se trastocó en ella; su llegada a casa nos demostró que en ese pequeño animal, aparentemente indefenso, bullía un rechazo absoluto al ser humano, una desconfianza extrema y una prudencia que nunca pudo ser aprendida.

Y vivimos días preocupantes, jornadas de observación aplicando mil y una estrategias para lograr su confianza; nunca pensé que debiera ganarme el cariño de un cachorro, eso sin duda trastocó todos los sólidos cimientos que había forjado durante años.

Pensé incluso que su comportamiento era debido a trastornos heredados, pensé tantas cosas….pero los días fueron pasando y ganamos su confianza, compartimos sus ganas de vivir y descubrimos a un animal de una inteligencia fuera de lo común.

Su mirada era un compendio de sabiduría, sus actos en la seguridad de su entorno eran pruebas fehacientes de su diferencia; pero el entorno inmediato es seguridad y el grave problema se destapaba en cuanto traspasábamos el umbral de la casa y accedíamos al mundo exterior.

Aparentemente su conducta era de pánico absoluto al ser humano, llegando a relacionar de inmediato cualquier medio de transporte, aunque estuviese parado, como un peligro potencial.

Días de esfuerzo, noches de insomnio pensando qué podíamos hacer, Celia era un animal diferente en su entorno y en el mundo exterior.

Visitas a educadores, peregrinaciones a etólogos, tratamientos de todo tipo……pero Celia siguió siendo diferente, aprendió a estar, asimiló la forzosa necesidad de estar en el mundo exterior….nunca retrocedimos, pero tampoco logramos que nuestra perra loba checoslovaca fuese lo que deseábamos.

Convivencias en monográficas, salidas organizadas, y un sin fin de esfuerzos por nuestra parte intentaban modificar una conducta diferente.

Celia nunca supuso un peligro para nadie, evitaba al ser humano cómo si en su herencia genética tuviese tatuado el código de la desconfianza; observadora y cauta, inteligente y absolutamente distinta.

Y pasamos el primer año, sin entender…sin comprender qué sucedía; añorábamos la “normalidad” y desfallecimos en muchas ocasiones, en muchas.

Un buen día, un maravilloso día, algo cambió en nuestra percepción; aceptamos a Celia, asumimos su diferencia y todo cambió de un modo extraordinario.

Celia había nacido para vigilar, para ser la alarma de su manada; su conducta era absolutamente marcada, su tarea detectar el peligro.

Puede parecer ridículo, puede resultar muy poco científico; pueden ustedes pensar lo que quieran…..tres años de convivencia con ella me han enseñado, me han dado una gran lección.

He aprendido a respetar su diferencia, he aprendido a valorar su entrega y sus capacidades; del mismo modo me ha demostrado que ni los mejores etólogos, ni educadores, ni métodos conductuales han podido desentrañar su ser.

Celia simplemente es, y probablemente, tan sólo probablemente, su herencia genética la haya marcado de por vida.

Su diferencia es atronadora, estridente si así lo desean, llamativa y por lo tanto muy visible; y no me avergüenza esa diferencia ni me abruma su visibilidad, simplemente comparto mi vida con animal que desconfía del ser humano.

Un animal que desarrolla todas sus capacidades, toda su inmensa belleza, en cualquier medio natural; un ejemplar mucho más cercano a sus ancestros que a sus coetáneos.

Lo verdadero sin duda siempre es sencillo, aunque cueste descubrir que la diferencia se debe respetar, que un ser vivo tiene derecho a ser…..derecho a vivir.

P.S.

Dedicado a todos aquellos que, siendo diferentes, no encajan en esta sociedad imperfecta; a todos aquellos que viven intensamente siendo fieles a su ser.