Lucro.

“Cuando el hombre se mira mucho a sí mismo, llega a no saber cuál es su cara y cuál es su careta”. Don Pío Baroja y Nessi uno de los máximos exponentes de la generación del 98.

No es que seamos un compendio de maldades, un baúl de retorcidas intenciones; somos simplemente humanos, frágiles y estúpidos a partes iguales.

Somos débiles hasta la médula, y hemos aprendido a cubrir nuestras debilidades con apariencias irrisorias; peligrosamente irrisorias muchas de ellas.

Pero si algo nos caracteriza, universalmente, es la capacidad del ser humano para prostituir todo aquello que roza, toca o hace suyo.

Las fiestas de navidad están ya llamando a nuestras puertas, momento glorioso para demostrar la hipocresía más espeluznante y la mascarada más vomitiva.

Siento el tono, si alguien se ofende, pero el asunto no da para más paños calientes; este año nos bombardean con una publicidad que juro por todos los dioses está elaborada por mentes realmente retorcidas.

El famoso spot televisivo, del cupón premiado y el Bar de marrás….. que quieren que les diga…..me provoca espasmos incontrolados, porque utilizar sentimientos nobles, hechos indudablemente excepcionales y en definitiva apelar a la bondad en nombre de un verdadero negocio lucrativo es vergonzoso.

Y lo es con la que está cayendo, usar el monopolio de un negocio estatal, que además se nutre de los impuestos más bandoleros del planeta, podrá ser lo que ustedes quieran…pero no deja de ser asquerosamente inmoral.

Y así nos luce el pelo, utilizamos sentimientos, necesidades y anhelos para procurar un lucro colectivo o individual.

En todos los ámbitos sin excepción sucede algo parecido, busquen ustedes una apetencia humana, una necesidad, un sólo anhelo y encontrarán todo un negocio – individual o colectivo – que se lucrará, sin remedio, de tal necesidad humana.

Y el perro lobo checoslovaco no es inmune a tal realidad, por desgracia para la propia raza y por suerte para los bolsillos de algunos.

Existen cuestiones indudables, jamás pondré en tela de juicio la realidad, criar ejemplares de esta raza conlleva dedicación, esfuerzo y notables gastos.

Nada más lejos de mi intención que poner en solfa un hecho palmario, mi más indudable respeto a todos aquellos que un día se embarcaron en la odisea de ser criadores.

Pero aquí, en este punto, me asiste al menos el derecho al pataleo; cuando alguien opta por dedicar parte de su vida a reproducir esta u otra raza se le supone, como el valor en la antigua mili, que al menos le une un vínculo emocional con sus ejemplares.

Sentimientos que se trasladan a las camadas que pueda lograr, sería lo lógico; vivir la experiencia de manera gratificante en lo emocional.

Pero en este mundo, y en esta sociedad, todo termina siendo vacuo; los sentimientos incluso terminan siendo un artificio, y de una relación de amor entre hombre y animal podemos llegar a la simple y sencilla utilización.

Una hembra pasa a ser “reproductora”, un macho pasa a ser exclusivamente un semental y una camada pasa a ser un lote navideño de oferta, o de “caché” en función de la raigambre del criador.

Tristemente sucede, la meteórica proliferación de la raza en nuestro país no es casual; empezamos a contemplar un mercado realmente preocupante.

No importa qué y cómo se cría, en algunos casos, no importa si no se informa detalladamente a los futuros compradores, en multitud de ocasiones, lo importante es vender.

Lo importante es lucrarse con el tirón, con la demanda; y acontecen los sucesos más previsibles, la desinformación lleva al hastío y hasta al abandono.

Puede que hoy, a finales del 2014 y en plena efervescencia del Bar de Antonio, no seamos capaces de ver el desfiladero por el que camina esta raza; puede que ni siquiera estemos obligados a ser conscientes.

Pero todos, absolutamente todos, criadores, dueños y aficionados, somos directos responsables del inmediato devenir del perro lobo checoslovaco.

Si prima el lucro y la irresponsabilidad estamos abocados al estrepitoso fracaso, a un futuro incierto y a un daño irremediable para con esta raza.

Quizás estemos a tiempo, probablemente estamos en plazo, de plantearnos algunas cuestiones muy básicas; ¿títulos, pruebas de salud y otras aparentes garantías son acaso suficientes?.

¿Son suficientes para garantizar una cría responsable?.

Pues verán ustedes, mi humilde opinión es que son pilares importantes, algunos fundamentales; pero como todo pilar es necesario una base sólida, casi indestructible.

Esa base no es otra que el cariño por los propios ejemplares, el vínculo con ellos y por transmisión con la descendencia que se logre obtener.

Esa base no es otra que la responsabilidad de a quién se vende, mejor o peor de precio que no entraré en el valor monetario, de informar hasta la saciedad sobre la diferencia de esta raza con otros canes; de filtrar con sentido común a los futuros propietarios.

Esa base debe fortalecer a la raza, debe difundirla con conocimiento y cariño; no es para todo el mundo….nos hartamos de decir…..pero no menos cierto es que no todo el mundo debiera criar.

Y no intento plantear un mundo ideal, idílico o ñoño; intento reflexionar sobre los graves problemas que genera una cría basada en el mero lucro, una cría basada en fabricar plcs y vender a troche y moche.

Reitero mi más absoluto respeto y admiración por todos aquellos que ejercen una cría responsable, y producto de un amor sin freno por esta raza, conste en acta……pero no deja de preocuparme la proliferación de Bares de Antonio que venden “lobos” como churros en una verbena.

Y es hora de mirarnos todos al espejo, puede que como indicaba Don Pío Baroja veamos que la cara se oculta tras una careta….el aullido de un plc nunca tiene careta.

Licencia Creative Commons
Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional.