La absurda etiqueta.

“Los dictadores pueden reformar las leyes; pero no las costumbres”Don Jacinto Benavente y Martínez, premio Nobel de literatura de 1922, escritor, dramaturgo y guionista fallecido en 1954 .

Me pasma sobremanera la actitud dictatorial en cualquier ámbito, me provoca  sencillamente un cabreo supino; la grandeza de nuestra especie, de momento, puede cimentarse en nuestra camaleónica capacidad para convertir lo negro en blanco……y de paso jurar, por la madre que nos parió, que aunque blanco sigue siendo negro.

En esta sociedad, y desde la noche de los tiempos, el derecho consuetudinario ha sido fuente de leyes; es decir….el uso de la costumbre ha forjado las normas de convivencia, siendo que aún hoy en multitud de sociedades prevalece dicha fuente normativa.

Y sin embargo, la costumbre y su propio origen son grandes desconocidas; y oiga no es asunto menor, la costumbre y desde los tiempos de Matusalén ha sido una forma de comportamiento particular, y específico de una comunidad; una seña de identidad nacida de la comunión con el entorno y las influencias adquiridas.

La costumbre nunca fue una etiqueta, o una absurda seña de identidad, y con el paso de los siglos se convirtió en tradición. De algún modo una rémora del pasado y además una reflexión para el presente.

Pero…..ni todas las costumbres son maravillosas, ni toda tradición es encomiable…..vaya por delante.

Un hecho indiscutible es que forjan la memoria colectiva y resultan una seña de identidad.

Y en estas, cual elefante en cacharrería, amanece una costumbre …..convertida en tradición…..que resulta ser la más absurda de las gilipolleces humanas.

La costumbre de etiquetar, sí……la tradición consolidada de etiquetar todo y a todos; de este modo, y en función del siglo y sociedad imperante, personas, animales y cosas han de contar con una etiqueta que los consolide en su entorno……el resto son simplemente parias, en el caso de los seres vivos, o inservibles en el supuesto de las cosas…..todos ellos alejados del bien social imperante.

Somos muy macarras cuando nos lo proponemos, pero sobre todo somos capaces de transformar la naturaleza a nuestra imagen y semejanza; todo ello con una peineta, adornando el hecho, y media sonrisa maléfica.

Y además sin acritud, con un halo de absoluto orden prusiano, etiquetamos bendiciendo y condenando al sujeto pasivo para los restos.

Veamos uno de los ejemplos que más me provoca gastritis crónica, el perro lobo checoslovaco (al igual que las razas reconocidas por la Federación Cinológica Internacional) está sujeto a un estándar….a una etiqueta en definitiva.

Y ojo…..el estándar puede ser muchas cosas, tantas como queramos ver.

Puede ser un documento escrito, y desarrollado durante años, por un grupo de sabios criadores que han cimentado la evolución de una raza; marcando detalladamente morfología y carácter del animal y al objeto de fomentar una raza de trabajo o de “belleza”.

El estándar puede ser por lo tanto el celo más absoluto en criar ejemplares verdes, de no más de 8 kilos de peso, que graznen en lugar de ladrar y que además sólo puedan ser llevados en brazos….¿o no?…..podría ser.

De este modo, el ser humano ha creado verdaderas monstruosidades contra natura; y los ha dotado de un estándar…..

El bulldog inglés es una triste realidad (por poner un ejemplo) y hablo con conocimiento de causa, he convivido 13 años con un maravilloso ejemplar, los cruces y la obsesión por ese estándar han provocado en la raza mil y un problemas de salud, hasta el extremo de que el propio nacimiento de ejemplares resulta complicado si no es con cesárea.

Pero el hombre quiere animales graciosos, llamativos y espléndidamente utilizables…he ahí la clave, he ahí la absurda etiqueta.

Y el estándar se consolida, refuerza y proyecta, en los concursos y exposiciones de “belleza”. Y me perdonarán pero hasta aquí hemos llegado.

Reconozco la necesidad de poder diferenciar lo negro de lo blanco, admito que un galgo no es un mastín y que un podenco no es un ratonero……pero me indigna que, intentemos santificar los cánones de “belleza” por medio de concursos y exposiciones.

Admito la mayor, cada raza es producto de la voluntad del hombre; y como tal queremos que se diferencie del resto de razas, hasta aquí hechos y voluntades….pero plantearé un simple pregunta a los amantes de nuestra raza, una sencilla y simple pregunta.

Todos, en mayor o menor medida, admiramos al lobo…..nos fascina y lo respetamos; si esto es así …¿imaginan ustedes un ring en el que, por ejemplo, sacásemos a concurso a ejemplares de lobo ibérico, de los Cárpatos o de Alaska?…imaginemos que no cuesta dinero, y ahora veamos la realidad de la madre naturaleza.

¿Creen ustedes que un lobo tiene un estándar medible al milímetro? acaso no hay ejemplares negros como el tizón, con orejas cual antenas mientras otros son completamente blancos (viviendo en el mismo entorno) y con pabellones auditivos más pequeños.

Hay lobos ibéricos de un determinado tamaño y morfología, y existen otros distintos en función de su hábitat y desarrollo; la naturaleza no etiqueta…la naturaleza otorga el ser en función del entorno, no de la voluntad caprichosa de perico el de los palotes.

Empeñarnos en reducir las razas a parámetros medibles, de manera milimétrica, puede ser positivo; no lo pondré en duda….ni lo defenderé, ya que habría que cuestionar el juego de dioses que nos ha llevado a la situación actual.

Pero lo que sí pongo, y pondré, en duda es la validez de un ring; determinar si un ejemplar es o no merecedor de reconocimiento o de ostracismo es muy subjetivo.

Tan subjetivo que en multitud de exposiciones he presenciado hechos, refrendados por los asistentes, como  para pedir la baja por enfermedad de dicho “mundillo”.

Eso sí….un EXC 1º CAC CACIB vende mucho, vende demasiado si me lo permiten; refuerza la cadena comercial y consolida la ignorancia del propio SER de la raza.

El tiempo me ha demostrado que quitando la convivencia de dichos eventos, cada vez más problemática por guerras infantiles, el resto no merece la pena.

Estaré equivocado, seguramente, ofenderé a los defensores del sistema…con toda seguridad….pero no pretendo ofender les doy mi palabra; no pretendo otra cosa que defender que 3 horas en el monte, con nuestros ejemplares, valen mucho más que un EXC 1º CAC CACIB en la mejor Expo del mundo.

Y no les pregunten a ellos…..no contestarán, pero si miran a los ejemplares de plc en cualquier concurso….verán que estar están, pero poco más.

En definitiva las etiquetas son el espejo de nuestras voluntades, y la mía nunca será la de medirle el rabo o las orejas a mi plc…en todo caso, disfruto viendo como se agita en medio de un bosque mientras persigue sombras.

Dejaré que los dictadores reformen y hagan sus leyes relativas al plc, me quedo con la costumbre de disfrutar conviviendo con ellos.