Historias de agua, bosques y el plc.

 

Cada especie animal tiene un entorno natural en el que está integrada, entorno que condiciona  – en la evolución de cada especie – su propia morfología; los hábitos de alimentación y un concreto comportamiento en todos los órdenes,  suma y consecuencia de la adaptación al medio.

 Desde que el ser humano domesticó a los primeros ejemplares de cánidos, de los que surgieron todas las razas, cada entorno geográfico y la utilización de estos ejemplares por el hombre a marcado aspectos característicos en cada raza; sin olvidar la propia intervención del ser humano en la selección, aspecto que a marchas aceleradas – en comparación con la evolución natural – propicia logros a medio plazo.

 Así todas las razas empleadas para la caza han desarrollado instintos, morfología y costumbres fruto de los tres factores – entorno, utilización y selección –  aquellas dedicadas a la vigilancia y guarda han desarrollado otras capacidades…. y así cada raza….pero la intervención del ser humano, en ocasiones, ha creado verdaderas monstruosidades originando problemas de salud y pervivencia para la propia raza.

 Al margen de la compleja evolución de cada raza, al margen de los estudios zoológicos o etológicos, al propietario de un ejemplar – sea la raza que sea – siempre le resulta muy llamativo lo que denominaríamos “costumbres” “manías” o  actitudes que resultan muy llamativas.

 Y he aquí que llega el perro lobo checoslovaco, Leah llegó a casa con sus 8 semanas y su primera salida – a los pocos días-  la hicimos a un entorno natural que es reserva forestal desde hace ya 350 años.

 Inmensos bosques de hayas y robles, vegetación exuberante, humedad a cada paso… y para nuestra desgracia – y tremendo goce de Leah – rodadas profundas de tractores creando verdaderas piscinas de agua y barro en cada pista forestal.

 Ocho semanas de vida, un retaco nervioso e imparable; en definitiva un cachorrin que debiera caminar pegado a tus piernas, sin apenas separarse de sus dueños.

 La naturaleza siempre se cachondea del orden creado o imaginado por el ser humano, y aquel día el cachondeo fue supino; uno que es muy dado al orden casi obsesivo y a la limpieza nunca olvidará aquel día.

 Ese día empecé a entender que  “el hombre propone y la naturaleza siempre dispone”.  Caminar por una pista forestal entre hayedos y sin prisa ni objetivo, disfrutar del sonido característico de la naturaleza más primigenia; que tu cachorrita de plc lo haga pegada a ti…en suma algo muy relajante.

 Y de pronto, en medio de la pista forestal, una tremenda rodada de tractor de más de 20 metros de largo…profunda de más de medio metro, y desbordada de agua y barro.

 Obstáculo a evitar, sin duda, y de pronto llegando al lugar Leah levanta las orejas…emprende una carrera cual si le hubiesen metido un petardo en salva sea la parte…y zasss….de lleno a recorrer la piscina natural, ida  y vuelta…..metiendo la cabeza hasta bucear ….y vuelta a empezar el recorrido una y otra vez.

 El color de su pelaje, cuando se aburrió de nadar y bucear, era lo más parecido a una víctima del chapapote que uno pueda imaginar……una especie de troll del bosque.

 Y ese día en cada charco, rodada o acumulación de agua y barro, repetía el ritual…si era poco profundo, su juego consistía en chapotear con obsesiva compulsión…..nos dimos por vencidos….era mucho más fuerte que ella, no la podíamos coger y además estaba disfrutando.

 Leah fue creciendo y paralelamente su obsesión por el agua y la humedad, daba igual que fuese el mes de febrero nevando y a bajo cero…ella se metía en un río que tenemos al lado de casa, daba igual que fuese el atlántico o cantábrico….de lleno y a nadar….

 Esta obsesión por el agua, el barro, los charcos, lagunas, ríos y mares no es exclusiva de Leah…ni mucho menos. A lo largo de estos dos años hemos podido ver y conocer que es algo muy destacado en la raza, nunca se puede generalizar…. pero una gran mayoría de ejemplares adoran el líquido elemento en cualquier estación del año.

 Siempre existen excepciones, pero por regla general es un comportamiento muy llamativo en el plc y del que no he podido – o no he sabido – encontrar un explicación.

 Como en otros comportamientos de la raza, no me preocupa mucho más que conocer su existencia e identificar las señales previas. Pero si resulta curioso esta actitud, mucho más propia de un perro de aguas…. que de un cruce de lobo con pastor alemán.

 Todos aquellos que tengan un perro “loco” checoslovaco probablemente se reconocerán en anécdotas similares, para los que lo vayan a tener…bienvenidos al Club de lo inesperado, lo diferente y lo maravilloso.

Historias de agua, bosques y lobos de agua…un lujo ser testigo de ellas.

  P.S.

 La fotografía que encabeza este artículo pertenece a  Agnieszka Wójtowicz, criadora de Ciro y con el afijo Wilk z Basni; gracias Aga por permitir que utilice tus imágenes y en concreto esta de Ciro en tu casa de Cracovia.

  

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